DISCURSO DE GRADUACIÓN
29 de Mayo de 2008; celebramos el fin de una etapa y de otra que comienza. A la mente de todos llegan momentos inolvidables y recuerdos que quedarán como imágenes de lo que fue nuestro paso por este centro. Una trayectoria cargada de sueños en los que buscamos esa meta que desde niños perseguimos y por el que hemos luchado, completar los estudios básicos secundarios y nuestra preparación universitaria. Muchos años han pasado desde el día en que inocentemente cruzamos las puertas de este instituto, y es hoy donde vemos el resultado del trabajo realizado, de una u otra manera, hemos triunfado.
Los fríos colores del edificio nos despiden o nos dan una segunda oportunidad, pero siempre quedarán guardadas en sus paredes millones de anécdotas, horas de estudio, momentos para la risa y también para el llanto, bonitas amistades, algún que otro romance y miles de historias que han hecho grande este camino. En honor a los años que nos conocemos, es necesario que este centro sepa que día a día se ganó a pulso la confianza de cientos de alumnos, que fue un constante compañero de los sinsabores, compinche de las alegrías y que juntos hemos intentado edificar un futuro prometedor para todos porque para nosotros sus muros tienen vida, toda aquella que le hemos regalado y que forma parte de la fortuna de nuestra generación.
Como no, mil gracias por el apoyo a unos personajes a los que llamamos profesores que se han convertido en fieles seguidores de nuestros pasos y partícipes de nuestra evolución personal; son personas que no nos han permitido ceder ante la adversidad de los momentos más duros, ni ante la falta de tiempo, ni ante el trabajo de seis, siete u ocho años de constancia. Siempre quedará un pedacito de todas esas experiencias con ustedes en nuestros corazones y en nuestra memoria. Sin su inmenso aporte, el fin de este proyecto que para más de setenta personas termina, no hubiera sido posible.
La verdad es que hay ciertos trayectos de la vida, en este caso académica, que no se hubieran podido transitar solos. Ha habido momentos de franca desesperación en los que alguna mano salvadora llegó justo a tiempo, o en los que palabras de aliento sirvieron para no caer. Compañeros, mirando hacia atrás, es necesario premiar la fortaleza y dedicación que nos hemos transmitido, ya que todos supimos encontrar a esas personas con las que compartir un binomio formado por los momentos más críticos de esta etapa y esos otros felices que, indudablemente y a pesar de los caminos que cada cual tome, también tendrán un sitio privilegiado en nuestros corazones.
A las familias paciencia; a los que no han conseguido llegar hasta aquí, ánimo y fuerzas; a los que se quedan, suerte; y a la vida, un millón de gracias por cruzar en nuestro camino a toda esta gente maravillosa que hoy 29 de mayo de 2008 nos rodean y arropan sólo con su presencia. El instituto Puntalarga, ha quedado impregnado por nuestras vivencias, las que hemos querido recordar hoy, el día en el que decimos adiós.
GRACIAS POR TODO
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